Carlos Fuentes
(Ciudad de Panamá, 1928 -
México, 2012) Narrador y ensayista mexicano, uno de los escritores más
importantes de la historia literaria de su país. Figura fundamental del llamado
boom de la novela hispanoamericana de los años 60, el núcleo más importante de
su narrativa se situó del lado más experimentalista de los autores del grupo y
recogió los recursos vanguardistas inaugurados por James Joyce y William
Faulkner (pluralidad de puntos de vista, fragmentación cronológica, elipsis,
monólogo interior), apoyándose a la vez en un estilo audaz y novedoso que
exhibe tanto su perfecto dominio de la más refinada prosa literaria como su
profundo conocimiento de los variadísimos registros del habla común.
En lo temático, la narrativa
de Carlos Fuentes es fundamentalmente una indagación sobre la historia y la
identidad mexicana. Su examen del México reciente se centró en las ruinosas
consecuencias sociales y morales de la traicionada Revolución de 1910, con
especial énfasis en la crítica a la burguesía; su búsqueda de lo mexicano se
sumergió en el inconsciente personal y colectivo y lo llevaría, retrocediendo
aún más en la historia, al intrincado mundo del mestizaje cultural iniciado con
la conquista española.
Hijo de un diplomático de
carrera, tuvo una infancia cosmopolita y estuvo inmerso en un ambiente de
intensa actividad intelectual. Licenciado en leyes por la Universidad Nacional
Autónoma de México, se doctoró en el Instituto de Estudios Internacionales de
Ginebra, Suiza. Su vida estuvo marcada por constantes viajes y estancias en el
extranjero, sin perder nunca la base y plataforma cultural mexicanas. En la
década de los sesenta participó en diversas publicaciones literarias. Junto con
Emmanuel Carballo fundó la Revista Mexicana de Literatura, foro abierto de
expresión para los jóvenes creadores.
A lo largo de su vida ejerció
la docencia como profesor de literatura en diversas universidades mexicanas y
extranjeras, y se desempeñó también como diplomático. Impartió conferencias,
colaboró en numerosas publicaciones y, junto a la narrativa, cultivó también el
ensayo, el teatro y el guión cinematográfico. Algunos de sus ensayos de tema
literario fueron recopilados en libros, como La nueva novela hispanoamericana
(1969) o el dedicado a Miguel de Cervantes, Cervantes o la crítica de la
lectura (1976).
A los veintiséis años se dio a
conocer como escritor con el volumen de cuentos Los días enmascarados (1954),
que fue bien recibido por la crítica y el público. Se advertía ya en ese texto
el germen de sus preocupaciones: la exploración del pasado prehispánico y de
los sutiles límites entre realidad y ficción, así como la descripción del
ambiente ameno y relajado de una joven generación confrontada con un sistema de
valores sociales y morales en decadencia.
Su éxito se inició con dos
novelas temáticamente complementarias que trazaban el crítico balance de
cincuenta años de "revolución" mexicana: La región más transparente
(1958), cuyo emplazamiento urbano supuso un cambio de orientación dentro de una
novela que, como la mexicana de los cincuenta, era eminentemente realista y
rural; y La muerte de Artemio Cruz (1962), brillante prospección de la vida de
un antiguo revolucionario y ahora poderoso prohombre en su agonía. Ambas obras
manejan una panoplia de técnicas de corte experimental (simultaneásemos,
fragmentación, monólogo interior) como vehículo para captar y reflejar una
visión compleja del mundo.
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